jueves, 16 de abril de 2015

Instrucciones para la vida.

Todos justificamos nuestros errores diciendo "La vida no viene con instrucciones" y bueno, es totalmente cierto. La vida es tan incierta e inesperada que es imposible conocerla en su totalidad, especialmente porque a lo largo de nuestra vida hay muchas situaciones que vivimos pero son muchas más las que dejamos de vivir. Entonces, tratar de hacer un libro con las reglas que nosotros consideramos básicas para vivir es totalmente relativo, pues puede que le sirva a quienes pasan por una situación similar a la nuestra pero a grandes masas puede que llegue a ser inútil. Ahora bien, lo que si es útil es  recordar lo que pensamos ahorita para que cuando seamos mayores podamos entender lo que nuestro hijos, sobrinos o nietos tienen en la cabeza.

Es por eso que yo siempre trató de recordar como era mi vida a los 12 para poder ayudar a mi prima de esa edad. Y es que no siempre un consejo maduro es lo que la gente necesita o lo que realmente pueda servir. A veces necesitamos ponernos en la situación del otro y ver las cosas como si tuviéramos su edad. No podemos pedirle a una niña de 12 que piense como una flaca de 20. Es saltarle etapas, cortarle lo rico de la inocencia de esa edad. 
Si vuelvo a leer esto dentro de unos (muchos muchos muchos) años y ya soy madre quiero que sepas (si, te hablo a ti. O bueno a mi) que espero que no hayas olvidado que quiero que mis hijos me obedezcan por respeto y no por temor a que me moleste con ellos. A veces nos olvidamos de como es ser chicos y eso hace que no podamos comprenderlos. Gracias a Dios mis padres supieron darme todo y la gratitud y amor que les tengo es la que quiero que tengan mis hijos por mi (repito: dentro de muchos muchos muchos años. Si, quiero ser una mamá vieja).

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